miércoles, 18 de marzo de 2009

Los sueños que revolotearon en mis cenizas

Duermo otra siesta precedida de falacias
y una reacción involuntaria al sueño comatoso infringido en mi funeral.
La catarsis de mis ideas y el colapso de mi voluntad
aumentaron los tabacos consumados
desfilando con su humo en mi habitación
van rodeando con soltura una respuesta que escondo en el cajón.

Fingía estar resignado
sólo para ser la luz del sol alrededor de esta población desolada
que mira las tragedias como si la ficción valiera más
que lo que ayer jamás aconteció.

Apresurada mi premonición
de la desorbitación de mis órganos
dentro de mí sufro un acomodo de sensaciones
provocada por la extenuante exposición al calor de mi sangre.

Precise apagar toda conexión con cualquier cuadrante cercano
no busco arrepentimiento, tal vez redención
o un nuevo capitulo en la caricatura que Dios me dibujo.

Correré en la arena lo más rápido que me permita la potencia de mi voz
y si llego a la orilla encontrare el eco de la imantación de las promesas sin cumplir
y más blasfemias de seis piernas sin alma ni corazón
una especie que aspira a morir sin dolor
y sin un nombre en mi imaginación.

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